En las manos de las damas
casi siempre estoy metido, unas veces desplegado otras veces recogido. (El abanico) |
De pergaminos, o sedas,
o papel hechos estamos; en verano gusto damos; las manos han de estar quedas, si es que nuestro oficio usamos. (Los abanicos) |
Soy de piel o paño gordo
y me adhiero a tu cuerpo, para que no pases frío cuando llega el invierno. (El abrigo) |
Chiquito, redondo,
barrilito sin fondo. (El anillo) |
Ani lloró todo el día;
perdió lo que más quería (El anillo) |
Redondo, redondo,
sin tapa, sin fondo. (El anillo) |
Redondito, redondón,
no tiene tapa ni tapón. (El anillo) |
Guardado en invierno,
lo luzco en verano, es mi único traje en sitios de baño. (El bañador) |
Rodeo cuellos y cuellos,
tanto de ellas como de ellos. (La bufanda) |
Juntos, en ovillo,
duermen los mellizos; cuando se separan, estirados andan. (Los calcetines) |
Hoy cuando me levanté,
puse uno en cada pie. Como no son los zapatos, dime tú... ¿qué puede ser? (Los calcetines) |
El pie tapo al instante
igual que si fuera un guante. (El calcetín) |
¡Escapa, escapa!
que esto que te digo, aunque no te obligo, te abriga y te tapa. (La capa) |
No he de darte más razones,
sin mi perderías los pantalones. (El cinturón) |
Tengo corazón
sin ser persona, tengo bata sin ser mujer. y el hombre elegante me lleva delante. (La corbata) |
Mi padre al cuello la ata
y, poco a poco, la aprieta hasta llegar a su meta. (La corbata) |
Colgada voy por delante
y al hombre hago elegante. (La corbata) |
Aunque la quite del agua,
sigue en agua. (La enagua) |
Con dos patas encorvadas
y dos amplios ventanales quitan sol o dan visión según sean sus cristales. (Las gafas) |
Tengo cinco habitaciones,
en cada una un inquilino, en invierno cuando hace frío, están todos calentitos. (El guante) |
Una piel que es otra piel,
una mano que no es mano y el frío se aguanta bien. (El guante) |
Dos guaridas cálidas
con sus escondrijos, para dos hermanas y sus quintillizos. (Los guantes) |
Tienen justo cinco dedos
como la mano; se rellenan en invierno, se vacían en verano. (Los guantes) |
Me pones y me quitas,
me tomas y me dejas, conmigo no tiritas y estoy hecho de madejas. (El jersey) |
Puedes llevarlo en el pelo
y, a veces, en los zapatos, se coloca en la cintura y en el rabo de los gatos. (El lazo) |
Mi ser por un punto empieza,
por un punto ha de acabar, el que mi nombre acierte sólo dirá la mitad. (La media) |
Resuélveme este dilema:
«soy una, pero soy media». (La media) |
Aunque las adornamos a ellas
cuando no tenemos carreras, la gente tiene manía de no llamarnos enteras. (Las medias) |
Dos buenas piernas tenemos
y no podemos andar, pero el hombre sin nosotros no se puede presentar. (Los pantalones) |
Para salir a la esquina
ponte pan en el talón y camina. (El pantalón) |
En tus manos estoy limpio,
en tus ventanas me ensucio, si sucio, me ponen limpio, si limpio, me ponen sucio. (El pañuelo) |
Ahí vienen dos:
uno se moja y el otro no. (El paraguas) |
Con varillas me sostengo
y con la lluvia voy y vengo. (El paraguas) |
Nuestra dueña nos coloca
uno a cada lado, siempre pendientes, siempre colgados. (Los pendientes) |
Destacan en las orejas
creyéndose independientes, van casi siempre en parejas. (Los pendientes) |
Se pone para dormir,
aunque no es un camisón, puede ser de lana, seda o algodón. (El pijama) |
Por la noche me lo pongo,
por el día me lo quito y en la siesta lo uso un poquito. (El pijama) |
Santa con nombre de flor,
y, a pesar de este retrato, me confunden con zapato. (Las sandalias) |
Tamaño de una cazuela,
tiene alas y no vuela. (El sombrero) |
Una copa redonda y negra,
boca arriba está vacía, boca abajo está llena. (El sombrero) |
Tengo copa y no soy árbol,
tengo alas y no soy pájaro; protejo del sol a mi amo, en invierno y en verano. (El sombrero) |
Me lleváis,
me traéis, y si sois nuevos quizás me mordéis. (Los zapatos) |
Me pisas y no me quejo,
me cepillas si me mancho, y con mi hermano gemelo bajo tu cama descanso. (Los zapatos) |
No me utilizan los patos
más me llevan de apellido, con «Z» empieza mi nombre, ¡y ya el resto es pan comido! (Los zapatos) |
Dos hermanitos muy igualitos,
en llegando a viejecitos abren los ojitos. (Los zapatos) |
De día llenos de carne,
de noche con la boca al aire. (Los zapatos) |
Pisados, siempre en el suelo,
recibiendo malos tratos, y sin señales de duelo. (Los zapatos) |
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