Una pregunta muy fácil
sabiéndola contestar, ¿qué planta se riega justo, cuando la van a cortar? (La barba) | Treinta y dos sillitas blancas en un viejo comedor, y una vieja parlanchina que las pisa sin temor. (La boca) |
Una capilla llena de gente
y un capellán en medio que predica siempre (La boca) |
Al dar la vuelta a la esquina
tropecé con un convento, las monjas iban de blanco y el sacristán en el centro. (La boca) |
Cueva con treinta y dos machacantes
que dispone de un solo habitante. (La boca) |
Con ella vives,
con ella hablas, con ella rezas y hasta bostezas. (La boca) |
Pozo hondo,
soga larga, y si no se dobla no alcanza. (La boca y el brazo) |
Unas son redondas,
otras ovaladas, unas piensan mucho, otras casi nada. (La cabeza) |
Al revolver una esquina
me encontré con un convento, las monjas vestidas de blanco, la superiora en el centro, más arriba dos ventanas, más todavía un par de espejos y en lo más alto la plaza donde pasean los caballeros. (La cara) |
Hay en la plaza nueva
un monte, y en él dos cuevas. Más abajo un pozo hondo que tiene el brocal rojo. Altas ventanas, iguales, y en ellas, dos niñas bellas que, a través de los cristales, todo lo ven y lo observan. (La cara) |
Ordenes da, órdenes recibe,
algunas autoriza, otras prohíbe. (El cerebro) |
En la jirafa descuella,
bajo la barba del rey, lo tiene cualquier botella, la camisa o el jersey. (El cuello) |
Ordenes da, órdenes recibe,
algunas autoriza, otras prohíbe. (El cerebro) |
En la jirafa descuella,
bajo la barba del rey, lo tiene cualquier botella, la camisa o el jersey. (El cuello) |
Uno larguito,
dos más bajitos, otro chico y flaco, y otro gordazo. (Los dedos) |
Cuando sonríes asoman
blancos como el azahar unas cositas que cortan y que pueden masticar. (Los dientes) |
Formamos, como soldados, en una fila
y somos carniceros toda la vida (Los dientes) |
Aunque sepas esto
mago no serás, si no sabes dónde lo digerirás. (El estómago) |
Como la piedra son duros;
para el perro un buen manjar y sin ellos no podrías ni saltar ni caminar. (Los huesos) |
Dos hermanos sonrosados,
juntos en silencio están, pero siempre necesitan separarse para hablar. (Los labios) |
Uno se cree superior,
el otro inferior se siente, sin decirse nunca nada mucho se quieren, tanto que siempre se están besando. (Los labios) |
¿Quién seré yo que encerrada
soy donde quiera que voy, me encuentro siempre mojada y al cielo pegada estoy. (La lengua) |
Guardada en estrecha cárcel
por soldados de marfil, está una roja culebra, que es la madre del mentir. (La lengua) |
Una señora,
muy enseñoreada, siempre va en coche y siempre va mojada. (La lengua) |
Entre dos murallas blancas
hay una flor colorada, que con lluvia o con buen tiempo, está siempre bien mojada. (La lengua) |
Cinco hijitos tiene cada una
y dan tortazos como ninguna. (Las manos) |
Si aciertas esta pregunta
te anotarás un buen tanto: ¿qué cosa acabada en punta tienes entre risa y llanto? (La nariz) |
Tengo un tabique en el medio
y dos ventanas a los lados por las que entra el aire puro y sale el ya respirado. (La nariz) |
Dos fuentes muy cristalinas
están en medio de un llano y cuando las fuentes manan no está muy contento el amo. (Los ojos) |
Dos niñas asomaditas
cada una a su ventana; lo ven y lo cuentan todo, sin decir una palabra. |
En un huerto no muy llano
hay dos cristalinas fuentes, no está a gusto el hortelano cuando crecen las corrientes. (Los ojos) |
Si los abro veo
si los cierro sueño. (Los ojos) |
Dos negritos, se quieren juntar,
pero un cerro no los deja pasar. (Los ojos) |
Vive en la panza
y se enseña en ciertas danzas. (El ombligo) |
Adivina, adivinanza.
¿Qué tienen los reyes en la panza igual que cualquier mendigo? (El ombligo) |
Una señora muy aseñorada
que lo escucha todo y no entiende nada. (La oreja) |
Tiene grandes pabellones,
pero no tiene habitaciones. (La oreja) |
Laterales parapetos
que van siempre por parejas; les encantan los secretos. (Las orejas) |
Atrás panza
y delante espinazo, aciértamelo pedazo de ganso. (La pantorrilla) |
Adivina, adivinanza,
tiene un solo ojo y una cara ancha. (La panza) |
Son dos cortinas
en dos ventanitas que bajando ocultan dos niñas bonitas. (Los párpados) |
Parecen persianas
que suben y bajan. (Los párpados) |
A muchos se lo suelen tomar
si antes no se ha ido a pelar. (El pelo) |
Porque no se caiga pagan,
pero, en cayendo, nadie se agacha a recogerlo. (El pelo) |
Podrás tocarlos,
podrás cortarlos, pero nunca contarlos. (Los pelos) |
Sólo tres letras tengo
pero tu peso yo sostengo. Si me tratas con cuidado, te llevaré a cualquier lado. (El pie) |
Enfundados siempre van
y hay que tener cuidado con las patadas que dan. (Los pies) |
Juntos vienen, juntos van,
uno va delante, otro va detrás. (Los pies) |
No son flores,
pero tienen plantas y también olores. (Los pies) |
¿Qué planta será
la que en el hombre está? (La planta del pie) |
Ni raíz ni rama tiene
esta conocida planta. Anda y anda por el mundo y el peso del hombre aguanta. (La planta de los pies) |
Dos niñas van a la par
y no se pueden mirar. (Las pupilas) |
Mucha o poca, larga o corta,
ponte las gafas que a nadie le importa. (La vista) |
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